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La Escuela Cromañon, pudimos haber sido cualquiera de nosotrxs


Esa es la sensación en toda la comunidad educativa. No solo en Moreno se piensa así, sino en todo el conurbano, también en capital, y más allá de Buenos Aires, aparece el mismo sentir. Pudimos haber sido cualquiera de nosotrxs. Algo más de diez días en los que la lucha no hizo más que crecer, porque es lógica, porque nadie quiere que la escuela sea un lugar de muerte. Porque somos pobres, pero tenemos dignidad. Porque no todo se puede atar con alambre, porque “el límite es la muerte”, como decían varios carteles de los que llevaban colgados sobre el guardapolvo lxs maestrxs en Moreno, en José C. Paz, en Tigre, en La Matanza, en todo el conurbano y en Capital Federal, desde ese día.

Ya lejos de los así llamados “años de gloria” de la educación pública argentina, en los que la escuela supo ser uno de los símbolos más importantes del famoso_ y vetusto_ crisol de razas, lo que nos encontramos es con que hoy_ quizás siempre_ la institución lejos de invitar a entrar, convoca a irse. Allí donde estudiar y enseñar se han convertido en sobrevivir no podemos seguir sin que cambien las cosas. Es ese espíritu de movilización justamente el que se reconoce no solo en lxs maestrxs de Moreno, sino también entre auxiliares, familias y estudiantes, así como en todas las instituciones públicas, incluso terciarios y facultades.

Esta vez la lucha no fue solo en los panfletos, sino en las calles, con movilizaciones de docentes, familias y estudiantes, con suspensión efectiva de clases, con toma de consejos escolares, en todo el conurbano. Se registraron pérdidas de gas en cientos de escuelas primarias y secundarias; los gasistas  llegaron a desistir de sus servicios por el miedo a responder con su registro  por una nueva probable​ tragedia en una de las tantas escuelas en donde había pérdidas de gas, hasta que simplemente se cortó desde los consejos escolares como única solución al problema; madres y padres impidieron la entrada a clases de sus hijxs, circuló la imagen de un inspector de primaria que se acercó a la escuela para intentar forzar el comienzo de clases acompañado de la policía, a la que por supuesto las familias despidieron; hubo evacuación de clases en escuelas primarias porque ciertxs directivxs temerosxs y alineadxs con las inspecciones locales no se percataron de las ya mencionadas pérdidas y pusieron en riesgo de vida una vez más inconscientemente, a lxs niñxs; hubo niñas y niños hospitalizados, auxiliares a lxs que les dió una descarga eléctrica…Todo esto en diferentes localidades del Gran Buenos Aires, en los días posteriores a la muerte de Sandra y Rubén. A todo esto la gobernadora respondió que: en los comedores escolares lxs chicxs comían carne al horno_ no tristes fetas de fiambre, a veces_, que había séptimo grado, que la culpa la tenía el consejo escolar local, que ella misma intervino el año pasado… Además de todo, en la madrugada del sábado siguiente al asesinato laboral de lxs compañerxs, lxs vecinxs de la zona pudieron observar que un grupo de funcionarios sustrajo mucha documentación del Consejo Escolar de Moreno entre la que podrían encontrarse pruebas de que está tragedia era anunciada y de que la Escuela 49 había reclamado muchas veces por el tema a las autoridades correspondientes. Desde ese día se sostiene en el lugar un acampe, con el fin de cuidar la documentación restante hasta que fiscalía intervenga, los gremios pidieron que se chequee la habilitación y las condiciones de más de 100 escuelas en Moreno, eran contadas con los dedos las que de hecho estaban habilitadas. Como las escuelas de Moreno, otras tantas en el conurbano se dedicaron a esa tarea durante estos días, al reacondicionamiento de los edificios. Así también los gremios locales piden se termine la intervención y se puedan realizar elecciones.

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